La noche empezó acechando mi ser
Y mi alma preguntó exaltada:
¿Por qué yo de ti he de carecer,
Si tu de mi eres completamente sagrada?
Recuerdos que vienen al anochecer,
De ésas marcas apasionadas
Que dejaste para mí no padecer
Y que nunca serán olvidadas.
Fría y sola es la noche sin tu ser,
Mis ojos buscan tu sonrisa acaramelada;
Cansados se empiezan a adormecer
Y al final ya contigo soñaba.
Hoy en la mañana, cuando desperté,
Me alegré de mí mirada.
Porque solo ya no dormí ayer,
Ya que tu amor estuvo de pasada.
Contigo estoy esperando envejecer,
Aunque de mí, vayas a estar cansada.
Sé que ahora y por siempre me vas a ver,
Como aquel amor joven que te acompañaba.
Dedicado a Ximena Guerrero Alarcón.
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