El sol quema mi rostro;
una gota de sudor: sólida, seca, árida,
recorrió el desierto que es mi cara.
Estoy enjugado,
he perdido todo y
me han arrancado el amor,
me encerraron bajo el sol candente,
perdí los sueños,
la cordura.
No distingo entre lo real y la mentira,
ya no sé si incluso yo me veo la cara de idiota,
no sé si mi llanto es burla.
La inmensa luz me enceguece y
no veo el camino;
del que conozco sólo el dolor que causa en mis pasos.
Si me escuchas, dame de beber,
embellece mi vida nuevamente.
Busco estar calado.
Dame nuevos sueños,
sácame de este desierto,
cambia mi vida.
Ya llegará
mi baño de ambiciones,
regresará a mí la esperanza. Y la luz, se apagará.
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