¿Lograste libertad o tuviste que morir para obtenerla?

¿Lograste libertad o tuviste que morir para obtenerla?

Muchos buscan ser libres; unos fuman, otros toman e inclusive algunos se suicidan; yo en cambio, me voy por algo más sencillo: escribo...

domingo, 24 de abril de 2011

Oda al Dolor

Dolor, porque me haces sentir vivo,
porque me haces recordar que soy humano,
que soy de carne y hueso,

porque me haces olvidar aquellos poderíos
que nos hemos inventado.
Porque me haces mirar.

Con tus salpicaduras de sangre,
tus recuerdos en blanco y negro,
con moretones en el pecho.

¡En el pecho! ¡Por no haberte gritado!
para exclamarte, gritarte desde el fondo,
por no sacarte al aire.

Por haberme vendado los ojos, te perdí;
te sentía y te olvide,
¡Te vivía y te calle!

Dolor, regresa conmigo,
puse un velo grueso y opaco
entre yo y la realidad.

¡Un velo oscuro!
El velo de la sociedad,
¡La maldita sociedad!

Me engaña, me miente, me olvida,
oscurece lo que veo,
me ve la cara de imbécil;

por un minuto me hizo olvidar
las miradas pérdidas en las pupilas
de los cadáveres de mis hermanos,

me hizo dejar atrás los gritos,
las violaciones y maltratos,
¡El Dolor!

Tú que me recuerdas que no es hora de olvidar,
que no debo de cruzarme de brazos,
que es tiempo de pelear;

de arrancar las sonrisas sínicas de los abusadores,
hora de matar y aniquilar
a los ¡Qué matan y aniquilan!

¡De gritar!, romper las barreras de las mentiras.
No corro para huir, sino para llegar
primero que otros por los asesinos.

Desconsuelo: bello y esplendoroso,
Única verdad y luz
¡Porqué me abriste los ojos! Ante la corrupta vida que llevaba,

porque ante todo eres la mejor arma;
por ti, camino en el vacío
con paso seguro,

mientras veo como todos caen
con sonrisas pintadas,
creyendo que llegarán.

Caen envueltos en el velo,
los hace creer que vuelan
mientras van a la muerte.

¿Y qué piensan de ti?
¡Qué eres un error!
¡Qué debemos deshacernos de ti!

¡Desgracia sobre la sociedad!
Te ataca temerosa de tu victoria,
porque tú la descubres.

Angustia,
porque estancada de sangre es la verdad,
porque la sangre no se pinta en colores brillantes,

es oscura,
se pudre y se esparce,
recuerda que lo real no es constante,

que el honor es transparente,
el bienestar no es eterno,
y el duradero no es el amor.

Tormento,
porque te acobijas con golpes y cortadas;
los agresores dejan marca

para recordar que el hombre
es un ser de maldad
y no cambiará.

Suplicio,
porque te recuerdo en escala de grises,
sé que ya no hay color.

Yo no miro el velo enpigmentado,
¡Lo veo como es!
Opaco y nítido,

desvaneciente.
Dolor,
con tus verdades atraviesas la sociedad,

a las mentiras que los fuertes nos han obligado a creer;
por ti, me encargaré de ellos,
son veneno,

uno mortal y veloz
que viaja por las venas
hasta el corazón y lo hace explotar.

Pesar,
porque mentiras son varias y
traiciones son muchas.

Pero verdad, sólo una:
la que tu muestras,
la que desnudas.

La realidad y tú se entienden,
como hombre y mujer haciendo el amor,
se conocen en cada extremo de su expresión.


Para ti dolor, venganza, violencia;
que la gente los tacha de corrosivos,
cuando su razón de hablar es hacerlo con lo tangible,

porque tú, dolor, no te pintas,
no te disfrazas como las prostitutas,
no pretendes “perfección.”

Te dejas ser,
te explotas a la par del tiempo.
¡Gritas la verdad!

Dolor,
porque por medio de ti
puedo caminar en el vacío,

puedo abrir los ojos y ladrar
porque veré…

la verdad.

martes, 12 de abril de 2011

Carta del Cadáver en el Desierto

El sol quema mi rostro;
una gota de sudor: sólida, seca, árida,
recorrió el desierto que es mi cara.
Estoy enjugado,
he perdido todo y
me han arrancado el amor,
me encerraron bajo el sol candente,
perdí los sueños,
la cordura.
No distingo entre lo real y la mentira,
ya no sé si incluso yo me veo la cara de idiota,
no sé si mi llanto es burla.
La inmensa luz me enceguece y
no veo el camino;
del que conozco sólo el dolor que causa en mis pasos.
Si me escuchas, dame de beber,
embellece mi vida nuevamente.
Busco estar calado.
Dame nuevos sueños,
sácame de este desierto,
cambia mi vida.
Ya llegará
mi baño de ambiciones,
regresará a mí la esperanza. Y la luz, se apagará.

Versículos Apocalípticos

Bailad al son de la lira,
cantad y reíd.
Disfrutad.
Bebed.

¿Estáis celebrando?
Por supuesto que sí,
si conseguís lo que queréis.
¡Lo obtenéis!

¡Matáis, aniquiláis y robáis!
Violáis la conjetura de cuerpo y alma;
ladráis y mordéis
con vuestros colmillos de plata y oro,

celebráis que tienen todo.
¿Creéis ser más inteligentes que el resto de mis hijos?
Tan sólo tenéis fuerza y destreza,
no tenéis corazón.

¿Podéis quitar la vida?
¿¡De quién obtenéis permiso,
si no es de mí,
que soy el Señor, su Dios!?

Pasáis por alto mi fuerza,
mi autoridad.
¿Creéis que soy débil?
¿¡Creéis que porque me toco el corazón, no aplastaré el vuestro!?

¡Asesinos!
Debéis ser masacrados,
¡Aniquilados!
¡Destruidos!

Conoceréis mi furia,
creéis que lo soportaréis,
que mis hijos ¡No merecen venganza!
Pensáis que lo paso por alto.

Pues “yo extenderé mi mano contra vosotros,
destruiré a vuestros hermanos,
exterminaré al resto de vosotros.
Ejerceré contra vosotros terribles venganzas,

castigándolos con ira;
y reconocerán que yo soy el Señor,
cuando descargue sobre vosotros,
mi venganza.” *1

Ardan y ¡Consumaos!
Seguid bailando, extended sus brazos y dejadme fluir,
dejadme aniquilaos;
saltad y corred. Divertidme.

Cantad, ¡Gritad!
Sufrid mientras gozo mi escuchar,
entonad vuestro dolor,
exhalad mi furia.

Reíd, ¡Reíd conmigo!
Celebrad junto a mí!
Divertid y disfrutad mi calor,
quemaos con toda mi fuerza.

¡Malditas serpientes!
Arrastraos en las rocas del infierno,
sed esclavos,
sed lo que sois, demonios.

Bebed e hidrataos de la sangre de mis hijos.
Comed y saciaos de mí y de mi vindicta.
Celebrad que consiguieron lo que buscabais.
Disfrutad, y esperad.

Que yo: “exterminaré al resto de vosotros”. *2


*1: Ezequiel 25, 16-17
*2: Ezequiel 25, 16