Calor de piel;
orquesta victoriosa,
mi sol naciente.
Traje de miel;
tu perfume de rosa,
amor que siente.
Calor de piel;
orquesta victoriosa,
mi sol naciente.
Traje de miel;
tu perfume de rosa,
amor que siente.
Vida y muerte,
dos conceptos,
dos estilos.
Amor y odio,
dos reacciones,
dos caminos.
Tú y yo,
dos personas,
dos visiones.
Mi amor, mi vida;
¿O mi odio, mi muerte?
¿Qué eres?
¿Qué soy?
¿Qué elegir?
¿Qué preguntar?
¡Las preguntas!
¡Las dudas!
Las razones.
No puedo más, no quiero más.
No dos conceptos o reacciones, ni personas.
No dos estilos o caminos, ni visiones.
¡Sólo una!
Sólo un concepto, un estilo,
no vida y muerte, sino vida o muerte.
¡No preguntas!
Sólo respuestas,
no amor y odio, sino amor u odio.
¡No más dudas!
No balbuceos, ni cuestiones.
No tú o yo, sólo tú y yo.
¿Por qué alejarnos y acercarnos?
¿Por qué preguntar?
¡Maldita la pregunta!
¿Por qué no me respondes?
¡Ya! Déjame morir,
deja que huya y busque algo más
ponme tu frente y no tu espalda.
Harto estoy de tu desprecio,
¡Mírame a los ojos!
Háblame con tus labios.
Yo no sé como verte o escucharte,
si no me miras, ni me hablas.
Busco amor y te doy igual;
busco igual y no me das,
te doy y lo arrojas a un hoyo sin fondo
y salto por ti a una cama de piedras afiladas.
¿Dónde está el amor?
Lo escondiste por miedo, ¿O por antojo?
¡Prefiero la muerte!
Quien de mí, busca más.
Tú, ni la superficie de mi pasión rascas.
Ya no estoy siquiera seguro de tenerla.
¡Harto estoy de tu desprecio!
Tu sombra, el maldito lunar de tu espalda;
son ellos quienes cariño me tienen.
No tu corazón, no el brillo de tus ojos
sino esa figura uniforme, tu muro de lamentos,
quien me habla y me mira.
A mi lágrima, tu sudor,
a mi sonrisa, tu codo
a mis ojos, tus tobillos,
a mi pasión, ¡Tu esencia podrida!
Sólo entablo conversación con tu nuca,
con tu lunar, la verruga maldita.
Ya no puedo, ya no quiero.
Necesito tu frente, tu rostro.
Si para hablarme, tienes que gritar, ¡Hazlo!
Si para besarme, tienes que morder, hazlo también.
Pero tu frente, ¡Dame tu frente!
Necesito, tan siquiera, darte igual.
Un dolor vive conmigo
Producto del gran ayer
¡A ti whisky, te maldigo!
Y a tu perfecto saber.
Ayer me prometiste abrigo
Pero hoy me haces padecer;
Dijiste ser mi gran amigo
Pero provocas mi caer.
De grandes risas fuiste testigo
Desde la tarde hasta el anochecer,
Hoy sufro mi fuerte castigo
Por verte y no dejar de beber;
Mi mente te considera enemigo,
Pones mis ideas a arder.
Momentos curiosos pasé contigo,
Incluso mejores que con mi mujer.
Siempre la felicidad persigo
Y vivo a las de perder.
Mi etiqueta negra, mi amigo,
Contigo vuelvo a nacer.